martes, 7 de enero de 2014

Desde que era pequeña me gustaban los animales e incluso los defendía. Siempre decía lo injusto que era abandonar un animal (y ayudaba a encontrarles un hogar siempre que podía) y me escandalizaba que alguien podía ser capaz de matar un toro en una plaza y llamarlo "cultura". Nunca me paré a pensar en si era realmente justo lo que hacía, ¿por qué nos escandalizamos cuando se trata de "comerse a un perro" y no cuando decimos que nos vamos a comer una vaca? Las dudas vinieron a mi mente y mi ésta se negaba con montones de escusas. El sabor de la carne y lo poco que me gustaban las verduras hicieron que me lo pensara mucho tiempo. 
Poco a poco, me fui informando sobre nutrición y sobre la realidad en los mataderos a través de documentales que iba viendo en internet. Me marcaba fechas de inicio pero cuando llegaba no me sentía preparada hasta que un día pensé que ese era el momento. Deje la carne para siempre. 

Ahora soy feliz, ahora me siento más agusto que nunca con mi decisión y quiero compartirla con todo el mundo porque creo que es la mejor elección de mi vida. 

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